NECESITAMOS HABLAR CON NUESTROS NIÑOS

"Amanda tiene cara de tapir, Amanda tiene cara de tapir, Dudu huele a buitre, Dudu huele a buitre, Will tiene cabello de estropajo, Will tiene cabello de estropajo."

La audiencia entra al juego motivado por los personajes Santi y Clara. En un determinado momento, el principal objetivo pasa a ser Luna. Pero todos se preocupan cuando ella desaparece. El Grupo XIX de Teatro realiza su primera incursión en el teatro para niños con la obra “Hoje o Escuro Vai Atrasar Para que Possamos Conversar” (Hoy la Oscuridad se va a Retrasar para que Podamos Hablar). El tema tratado en la obra es delicado y urgente: el juego que es confundido con el bullying, y las consecuencias de las acciones aparentemente inofensivas.

En la narrativa, el grupo apuesta por la posibilidad de diálogo entre las generaciones. La idea es lograr que los niños comprendan la alteridad y el proceso —que comienza por los adultos— de deconstrucción de la discriminación a un individuo por sus diferencias. Finalmente, ¿dónde surgen los prejuicios? Dejamos la respuesta con el director la obra, Luiz Fernando Marques.

“La idea de la obra surgió después de conocer el libro ‘De repente en lo profundo del bosque’ (2007), del escritor israelita Amós Oz. A todo el grupo le encanta la historia elaborada por Oz y una tenía ganas viscerales de hacer algo con el tema. El libro es una fábula sobre la cuestión del respeto y de la diferencia.

Después de 17 años del grupo, la madurez vino junto con los hijos que empezaron a participar en nuestro cotidiano de presentaciones y viajes. También queríamos hacer una obra infantil con nuestro lenguaje, con la utilización de los espacios históricos y con la interacción del público.

La obra es un desencadenante para una conversación entre un adulto y un niño, un espectáculo infantil para que venga con su hijo y a partir de ahí comenzar una conversación que comúnmente es tratada como un tema espinoso: la intolerancia. En escena, queremos exponer que quizá pueda formar parte de un grupo opresor, sin darse cuenta. Así, es una obra para vigilar al niño en su camino y en casa.

Finalmente, todas las fobias están ahí presente, como en esta elección que está por venir: la discusión sobre el feminismo, la homofobia, la democracia, el racismo. La obra juega con todo ese imaginario. Utiliza metáforas con animales, que nosotros los adultos, estamos expulsando todo el tiempo o hasta mismo, evitando.”

 

Guilherme Luiz de Carvalho, editor web del Sesc