GENTE DE BIEN

¡Estimados! Qué bueno que vinieron. 
Escuchen: siempre es bueno recibir personas de bien.

El bien genera alegría y felicidad.
Las personas de bien disfrutan unas de otras.
Se comportan de una manera buena y adecuada;
¡Llevan un estilo de vida saludable, en el que se aprecia lo correcto y nunca se perjudican!

Las personas de bien son blancas, es decir, transparentes, verdaderas, ¿entiendes?
Ahora, para un buen villano, por supuesto que un negrito básico les cae bien. No es que quiera denigrar su raza, o sea, su especie. Tan solo me atiende, digo, me entiende... tiene esa cosa de la oscuridad del personaje, esa cosa aterradora...

"Para hacer esta muralla,

Tráiganme todas las manos

Los negros, sus manos negras

Los blancos, sus blancas manos".

La Muralla, Nicolás Guillén Y Quilapayun

Pero vamos, ¡entre!  
Val, sírvales algo de beber.
Val nos sirve desde hace años, ¡es casi de nuestra familia!
Tengo la impresión de que ya nació sabiendo todo lo que no se puede hacer.
Un día de estos, conversando con ella, me quejaba de las personas que no recogían el excremento de sus perros en nuestro barrio y ella dijo que donde vive no tiene infraestructura, ¡Vea cómo son las cosas! Somos iguales, nuestros dolores nos acercan.

Pruebe este paté de foie, es una delicia. En esta casa nos preocupamos mucho por el medioambiente y esa marca tiene el sello de sostenibilidad y bla, bla, bla...

A la gente de bien le gusta la naturaleza. Reprenden en ella, mientras trabajan en la ciudad. Censuran a los que tiran papeles a los niños que viven en la calle. La gente de bien ahorra agua para que el agro y el negocio sean reconocidos. Bien, esa gente también es reconocida.   

¡Miren quién ha llegado! Ven acá, saluda a las visitas.
Él es el más chico, ¡desde niño entre las niñas! Y hambriento, ¡sepan! Salió al padre.
Es muy diferente de nuestra hija mayor. Ella solo quiere dedicarse a estudiar, ¡será una mujer recta del tipo para casarse!

La gente de bien es una variación de la gente de familia. Por lo tanto, todos deberíamos ser considerados gente de bien, porque, bien o mal, todos venimos de alguna.
La gente de familia no asume que tiene un hijo homosexual, una madre alcohólica o un padre machista, ¡jamás lo asume! Una familia de bien vive dentro de la publicidad de una marca de margarina barata.

Pues bien, los he convocado aquí para explicarles... no es que no quiera al metro. Creo que tiene que existir, pero podría estar más allá, cercano a la gente distinta a mí. No tengo nada en contra, no soy prejuicioso, tengo hasta amigos que lo son.

La gente de bien sabe luchar por su territorio, como cuando desea (¡y consigue!) cambiar el punto en donde estaría una estación de metro en la ciudad de São Paulo. O quizás, cuando la alcaldía de Santiago de Chile decide iniciar la construcción de viviendas populares en una comunidad ecológica al pie de la montaña.

No obstante, no solo lo hacen en defensa de su territorio, sino también en defensa de sus intereses sobre el territorio ajeno, como se hizo con toda una población caiçara [deshonesta], entre ellos los indígenas, y aún siguen haciendo actualmente con los habitantes de conventillos del barrio Paquetá, región portuaria de la ciudad de Santos. Mientras que, en Santiago intentan impedir la instalación del conjunto de viviendas populares en el lugar, en Santos quieren que los locales se desplacen hacia otros puntos de la ciudad, por supuesto a los de menor valor inmobiliario.

En realidad, no se oponen a la construcción de una estación de metro o de un programa de viviendas populares. Pueden, incluso, sumar fuerzas a estos frentes, como lo hicieron en defensa del medioambiente en el caso de Santiago, ya que esa pobre gente no interfiere en la tradición y en las buenas costumbres de su jardín de invierno particular.

Nosotros somos los buenos. Vamos a la iglesia. Hacemos donaciones a los pobres. Les damos de comer a los mendigos, hacemos actos de caridad en el Jockey Club, inculcamos cultura y religión a los indígenas, en los refugiados de la novela. Le vivo dando cosas a Val, como, por ejemplo, aquellos kits con cepillos de dientes que nos dan en los vuelos internacionales, ¡a ella le encantan!

La gente de bien no necesita ser buena. Lo más importante es creerse buena, decir que es buena, en fin, parecer una persona de bien. Toda publicidad es buena.

No entienden la contradicción que hay entre amar a todos el domingo y decir que un delincuente bueno es un bandido muerto el lunes por la noche cuando asiste a su programa de violencia pública preferido. O entonces cuando se preocupan por los niños en África y juzgan a las personas que se refugiaron en el tráfico o en la calle.

Por supuesto que es más fácil ser gente de bien si usted nace bien. Pero, no se engañe. Esta faceta de gente de bien no tiene una sola cara. No solo son ricos, no son de derecha o de izquierda. No son ellos. Todos somos de bien, pues realmente creemos en las virtudes, las ideas y los sentimientos que no incorporamos en nuestras vidas, pero que imponemos en las de los demás.

¿Cuántas veces al día hacemos representaciones como lo hacen las actrices y los actores?  Fingir, fuera de un escenario, la búsqueda de comportamientos correctos, virtuosos y socialmente aceptados, sin darnos cuenta de que, con eso, alimentamos nuestras hipocresías de estimación. No hay inocentes.

 

"Los hipócritas son aquellos

que aplican a los demás

los modelos que se niegan

a aceptar por sí mismos".

Noam Chomsky

 

La hipocresía es uno de los grandes males de la injusticia, que fomenta las desigualdades sociales, las guerras y otras barbaries humanas.

Ahh, ¿pero ya te marchas? ¿Quieres otro té?

Porque hacían tés, las mujeres que eran quemadas en plazas públicas por gente de bien. Eran estranguladas por el cuidado de los partos, lo que traía menos dolor a la madre y más tranquilidad al bebé recién nacido. Esta gente tan buena también frecuentó ciertas universidades del horror que estudiaban diversas formas de tortura en los campos nazis.  

La expresión “gente de bien” imponen la necesidad de que existan dos lados y, por supuesto, el de aquí siempre es el correcto. Ese muro que dividía a Alemania en dos determinaba si eras un mexicano en su país o el país vecino y, allí, vivir al barrio más pobre o al predio de lujo. No importa si tiene las proporciones de la Muralla China o si se hará un Jardín Vertical en él. Esa apartación social que vemos en el mundo está dentro de cada uno de nosotros.

Seamos francos. Tengamos empatía.

“Deja a los homosexuales ser homosexuales, deja a los gordos comer, deja a las mujeres dar, déjame criar a mis hijos, DEJA VIVIR A LA GENTE”

Mc Catra

Claudio Eduardo, editor web del Sesc

*Texto inspirado en las piezas Preto, de la Cia. Brasileira de Teatro (Brasil), Amazónia, do grupo Mala Voadora (Portugal), Cuando Estallan las Paredes, del Teatro Petra (Colombia), y Nimby (Nosotros Somos los Buenos), do Colectivo Zoológico y Theater und Orchester Heidelberg (Chile).