EL PODER DE UNA SOLA PALABRA

Debatir sobre el colonialismo un 7 de septiembre es emblemático, sobretodo en un festival de teatro, donde varios espectáculos plantean el tema en escena y muestran sus diversas facetas. En Respostas ao Colonialismo, actividad que abrió la programación de actividades de formación de Mirada 2018, tres profesionales con trabajos en esta edición del festival desarrollaron el tema.

La apropiación de valores y toda la contradicción que esto lleva es el eje chileno de la conversación, presentado por Nicolás Espinoza, director del Colectivo Zoológico. Nimby, montaje que integra Mirada 2018, tiene como título un acrónimo en inglés que significa "no en mi jardín" (not in my backyard).

Un grupo que vive en una comunidad ecológica se enfrenta a una propuesta de construcción de viviendas populares. Entonces, el discurso del colonialismo entra en escena bajo muchos aspectos: en la figura de la dupla alemana llamada para resolver el problema - ¿el modelo eurocéntrico es el ideal para Chile?; en la dificultad de los habitantes en dialogar y convivir con los vecinos “diferentes”, incluso presentando un discurso y un modo de vida cargado de compasión (que evidentemente no es verdadera); en la falsa sensación de democracia, cuando se crea una asamblea popular. En el escenario, se presenta un texto que molesta, sobre todo porque lo reconocemos en diversos personajes sociales, y muchas veces en nosotros mismos.

El brasileño que inicia la ronda, Gustavo Colombini, dramaturgo del espectáculo Colônia, enfatiza que la mayor herencia del colonialismo, para nosotros, es el idioma. “Brasil es una isla idiomática, bañada con español. Estamos, por lo tanto, aislados en América Latina”. Las reflexiones en escena presentan las paradojas y las conexiones del término “colonia”, que traduce conceptos de botánica, historia, sociología, etc. El título del espectáculo remite también a las barbaries, como el llamado holocausto brasileño: la muerte de al menos 60 mil personas en el hospital psiquiátrico Colônia de Barbacena, en Minas Gerais.

Pedro Kosovski, dramaturgo carioca de Aquella Compañía (que en la edición anterior de Mirada presentó Caranguejo Overdrive y, en esta, muestra Guanabara Canibal) dice que este último trabajo debate el colonialismo desde una perspectiva de la memoria: en nuestra historia, ¿qué queremos recordar? ¿Y qué queremos olvidar? Ante un presente cada vez más masacrante y un futuro sin perspectiva de proyecto, volvemos al pasado considerándolo como un lugar de apoyo, aun teniendo como referencia de ese pasado historias oficiales no (o poco) contadas, que borran a importantes actores y acontecimientos, privilegiando una perspectiva muchas veces equivocada y constantemente cínica y violenta.

Cada una de las obras aborda el tema de manera diferente, al mostrar la potencia presente en una única palabra: colonialismo.

Del público de la formativa, viene el cuestionamiento: ¿cómo, a través del arte, podemos percibir y reflexionar sobre nuestras angustias, para que dejemos de lado el papel de colonizado y asumamos el protagonismo? ¿Cómo podemos deconstruir la figura de interlocutor y todas sus estructuras de poder, asumiendo entonces nuestros lugares de habla? ¿Cómo enfrentamos esas imposiciones como el patriarcado y la “blanquitud”, en un momento en que la sociedad necesita un proyecto de futuro nuevo y real?

Estas discusiones y reflexiones impregnan todo el hacer artístico presentado en Mirada, que muestra no solo el panorama teatral, sino el escenario político, social y económico, principalmente de los países de América Latina y su presente que, dentro de las realidades de cada país, abre las puertas a la fragilidad y subordinación. Y tenemos en el arte, entonces, la herramienta propulsora del diálogo poético, tan presente en los escenarios y en las actividades fuera de este durante esta quinta edición de Mirada. 

 

Thais Amendola, editora web del Sesc